martes, 17 de octubre de 2006

De ilusiones...






De tanto bien no es mío
sino el dolor, la rabia, los desvelos
que en noches frías me empujan
a recorrer tu calle otra vez.

Neón de ritmo urbano
que acecha a la vuelta, al girar
la puerta del castillo que te encierra
entre almenas, torres de ajedrez.

De historias que comienzan
entre buenas palabras
y definen el silencio de la noche,
al sabernos la sombra de un deseo,
tan diferentes de nosotros mismos.

De cómo se repiten en los cráneos
vacíos, aburridos de esperar,
las últimas palabras que cruzamos,
sin pasos de cebra, ni semáforos,
a primera sangre.

De cuando despuntaba el alba
en las antenas de mi barrio,
y creía en tu ilusión.