A los que lloran,
a los niños perdidos,
a los que sangran
futuros ajenos
en vasos de cuello alto.
A los noctámbulos,
a los melómanos
de espíritu libre
y alma atrapada
en jaulas de calcio y carne.
A la piel fría,
a la química fácil,
a las chutes de endorfinas,
que recorren las arterias
                                         de ciudades siempre lejanas
                                             
                                       A la vida,
                                     a la muerte lenta,
                                   a las ruinas
                                    de edificios grises
                                        donde suben los suicidas
                                     a soñar con los brazos abiertos.
Bueno, después de un tiempo de abandono prometo volver a poner al día el blog. Espero que sigáis dejando comentarios, que de verdad que se agradecen (lo malo es no saber quién es quién, porque todos son anónimos).
Feliz año a todos.
No dejéis de asomaros desde vuestros tejados...