lunes, 14 de agosto de 2006

La búsqueda....

Los mamíferos y las aves sienten curiosidad e interés por su entorno. Y realmente esperan que ocurran cosas agradables. No hay más que empezar a echar pienso en el plato y veremos como el perro o gato empieza a esbozar una sonrisa perruna o gatuna. Disponerse a comer es siempre un momento feliz en la vida de un animal.

Esta manifestación de alegría se debe a una de nuestras emociones más fundamentales, que no tiene nombre preciso. Necesitamos al menos dos palabras para describirla y, aun así, no queda definida del todo. La mejor expresión que podríamos usar es "profundo interés" o "curiosidad comprometida".

Cuando se activa este circuito neuronal, el animal o la persona seguramente sienta cierta mezcla de curiosidad, interés y anticipación según las circunstancias. Podríamos llamar a esa parte del cerebro que se activa "circuito de búsqueda".

Compartimos con los animales un instinto fuerte y primario de buscar lo que necesitamos. Dependemos de esta emoción para seguir vivos, porque la curiosidad y el interés activo por el entorno nos ayudan a encontrar esas cosas agradables, como alimento, cobijo y compañer@s, y tambien a mantener al margen las cosas malas.

El principal neurotransmisor relacionado con el circuito de búsqueda es la dopamina, por lo que se cree que esta sustancia está relacionada con el placer. La idea del centro del placer coincide con el hecho de que la dopamina interviene en muchas drogodependencias. La cocaína, la nicotina y todos los estimulantes elevan el nivel de dopamina en el cerebro. Los investigadores supusieron que las personas sufríamos adicción a las drogas porque éstas nos hacen sentir bien, así que la dopamina tenía que ser la sustanciadel cerebro para sentirnos bien. Existen muchas pruebas de que la razón por la que una droga como la cocaína nos haga sentir bien es que estimula intensamente el sistema cerebral de búsqueda y no ningún centro de placer.
El circuitod e búsqueda se activa durante la búsqueda de la comida (o de cualquier droga en el caso de las adicciones), no durante la localización de la misma ni durante la ingestión.

Lo agradable es BUSCAR.

Pero cada uno tenemos una búsqueda distinta, unos buscan la paz interior, otros la exterior, otros la autodestrucción, y no porque el fin en sí mismo nos vaya a proporcionar placer. Lo que realmente nos da un placer inimaginable es el proceso por el cual intentamos llegar a ese fin. Una vez alcanzada la paz interior, exterior o la autodestrucción volveremos a estar vacíos.

Bueno, espero que estas profundas reflexiones no os hayan aburrido, pido perdón por el ladrillo, pero es que los últimos comentarios escritos por un usuari@ anónim@ en el antepenúltimo post me han llevado a parir estas pseudoreflexiones que espero remuevan vuestras conciencias.
A ver si os animáis a participar con lo que sea, se aceptan sugerencias, y dejad comentarios que hace mucha ilusión.

AGURES!!

viernes, 11 de agosto de 2006

Una de potitos...

Pues nada, para desengrasar un poco de tanto poema (que viene bien tambien) pongo este video.
Esta es la traducción auténtica de lo que dice el jodío niño en el anuncio. Hay que joderse con los de Nutriben, seguro que ha sido premeditado para dejar huella en las mentes infantiles...

lunes, 7 de agosto de 2006

Vuela...















Dicen las malas lenguas
que fuí pasto de las llamas,
que por mucho que corrí
nunca doblé la esquina.

Cuentan que me fuí consumiendo
poco a poco, que ya no salía
a la luz del día,
ni a la de la noche.

Lentamente me transformé
sin pena, ni dolor alguno.
Eso dicen, pero no es así.

Ahora lo comprendo todo.

Ahora soy libre, campo a mis anchas
tomo de aquí y de allá,
sin preocupaciones,
hasta que rebose el vaso
y se incline la balanza.

Ahora fumo, bebo, canto y río
como solía hacer antaño
rodeado de ninfas en los prados.

Como hace mucho tiempo
cuando las tardes eran plomizas
y me buscabas en mi atalaya.

Como cuando yo leía
al "flaco de Úbeda"
encaramado a una roca,
y tu sonreías
de lejos.

Ahora todo es como debía haber sido,
nunca a mi antojo, siempre contradicho.

En espera de subir al último vagón.